sábado, 24 de octubre de 2015

COMO ERA LA NAVE QUE RAPTO A ELÍAS


COMO ERA LA NAVE QUE RAPTO A ELÍAS

 

 

LA BIBLIA Y LOS OVNI


 



 

Foto de una Ovni fotografiado en Jalisco que es exactamente igual al que describe Elías en su relato.

 

 

Autor: Marius Lleget

 

«Los dioses estuvieron en la Tierra, irrumpieron en la Historia y quedaron incorporados a la Mitología, que ha guardado el recuerdo de las epopeyas cósmicas de antaño que hoy modifican nuestra interpretación del Universo.»                                                                 Eugenio Danyans

 

«La Biblia menciona OVNI y visitantes extraterrestres, sobre todo en el Génesis y en el Éxodo. Una curiosa anécdota se relata en Reyes, Libro II, 2: 1 y siguientes, donde el profeta Elías es arrebatado por un carro de fuego.»

 

Mario Ferrini, «La vida extraterrestre»

 

En efecto, el texto que acabamos de mencionar, según consta en la citada obra (Editorial Kier, de Buenos Aires), dice: «Y aconteció que cuando quiso Yahvé alzar a Elías en un torbellino, Elías venia con Eliseo de Gingal.

»2:2 - Y dijo Elías a Eliseo: Quédate ahora aquí, porque Yahvé me ha enviado a Bethel. Y Eliseo dijo: Por Yahvé y por tu alma que no te dejare. Descendieron, pues, a Bethel.

»2: 11 - Y aconteci6 que estando ellos hablando, he aquí que un carro de fuego con caballos de fuego aparto a los dos; y Elías subió al cielo en un torbellino.

»2:12 - Y viéndolo Eliseo, clamaba: Padre mío, Padre mío, un carro de Israel y su gente de a caballo! Y nunca mas le vio, y tirando de sus vestidos los rasgo en dos partes.»

      Bien. El citado Mario Ferrini, al estudiar este y otros casos,

comenta:

«Aparecen en la Biblia otras menciones que pueden ser asociadas con los OVNI. Por ejemplo, Zacarías ve volar por el cielo un rollo de trece metros de largo por seis de ancho... Y en el Apocalipsis de san Juan hay menciones de astronaves, en particular de artefactos que en lenguaje moderno podríamos traducir por aviones y cohetes.»

Indudablemente, es posible argumentar en contra de todos estos testimonios antiguos que si bien pueden recibir una interpretación como OVNI, también podrían recibir las que la tradicionales ha asignado. Pues la inevitable defor­mad6n tecnol6gica de nuestra época, muchas veces no deja de representar un serio obstáculo para interpretar debidamente estos pasajes bíblicos.

De todos modos, no es menos cierto que, tanto a Ferrini como al autor de estas líneas no les interesa «demostrar» que se produjeran visiones o avistamientos de OVNI en la Antigüedad, sino que muchos relatos antiguos (y especialmente bíblicos) pue­den asociarse con ellos.

Piense el lector que en un Universo cuya antigüedad se cuenta por miles de millones desafíos, la Historia de la Humanidad sobre el planeta Tierra es una simple anécdota del ultimo minuto, por no decir del ultimo segundo.

Pero, de todos los relatos del mundo antiguo sobre presun­tos OVNI, el que tal vez resulte mas completo e importante es el de Ezequiel, al que vamos a dedicar cierta extensión por su indudable interés.

 

«...Y MIRE, Y HE AQUI QUE UN VIENTO TEMPESTUOSO

VENIA DEL NORTE) Y UNA GRAN NUBE CON UN

   FUEGO ENVOLVENTE, Y EN DERREDOR SUYO

UN RESPLANDOR, Y EN MEDIO DEL FUEGO

UNA COSA QUE PARECIA AMBAR...»

 

Parece que el profeta Ezequiel vivió alrededor del 700 0 el 600 antes de Cristo. Su testimonio es uno de los mas estudiados, discutidos y oscuros casos de la Biblia, porque se ha querido interpretar como un conjunto de visiones místicas o ideales, buscando en ellas únicamente un contenido religioso o profético, mientras que científicos como Blumrich ya hemos visto que lo han interpretado como la visión de una autentica nave espacial procedente de otro planeta.

El relato se divide en cuatro partes. La primera, corresponde a la descripción y encuentro con varios extraños objetos volantes y sus tripulaciones. La segunda, puede corresponder a la explicación de los efectos de una conflagración nuclear (si hemos de dar crédito a lo que piensan algunos autores). La tercera, da indicaciones sobre unidades de medida y tal vez planteos de una matemática que, a fuer de sincero se me escapa un poco. Y la cuarta, creen algunos estudiosos que podría ser el enunciado de una ciencia biológica desconocida, o simplemente una referencia a la extraña configuración de los seres espaciales vistos por Ezequiel.

Las interpretaciones son libres y se mueven, evidentemente,

en el amplio terreno de las conjeturas. Pero la semejanza entre el objeto visto por el profeta y los OVNI que aseguran haber visto tantas personas contemporáneas, es tan patente, que el pasaje aludido ha sido objeto de múltiples comentarios y trans­cripciones en tiempos recientes, destacando entre otros, el inte­ligente estudio de Andreas Faber Kaiser en su interesantísima obra ¿Sacerdotes o cosmonautas? (editada por A.T.E., Barcelona, 1973). En fin, en una revista técnica norteamericana, la insólita descripción aparecía resumida en la siguiente forma:

«Y mire, y he aquí que un viento tempestuoso venia del Norte, y una gran nube con un fuego envolvente, y en derredor suyo un resplandor, y en medio del fuego una cosa que parecía de ámbar.

»Y el aspecto de las ruedas y su obra, semejaba el color del topacio. Y las cuatro tenían una misma semejanza: su apariencia y su obra eran como una rueda en medio de ruedas.

»Cuando ellos andaban, andaban ellas; y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo, cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos.

»Y sus aros eran altos y espantosos y llenos de ojos alrededor...,Y sobre la extensión que había sobre su cabeza veíase la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro y sobre la negrura del trono había una apariencia que evocaba la figura de un hombre sentado sobre el.»

Sin duda, hay en esta primera parte de la descripción muchos datos que recordaran al avisado lector las tan repetidas descripciones de OVNI, si salvamos su aspecto aleg6rico. Luego, Ezequiel se volverá mas abstruso, pero para entender mejor los restantes versículos, no debe perderse de vista como recomienda Mario Ferrini- «que quien describe el aparato es un hombre que ha vivido y se ha criado en un medio pastoril y que, de repente, se encuentra con un aparato automático de transporte aéreo». Entonces, no se contenta con la fría descripción de lo anteriormente citado, sino que, impelido por la emoción, trata de explicarse el significado y el funcionamiento de la mágica y aterrorizante aparici6n. Para ello, como es l6gico, tomara del mundo que el conoce los elementos que considerara indispensa­bles para su relato, y hablara de, en lugar de «un motor automático», «un animal que se dirige a donde el espíritu lo manda»; no hablara tampoco de «hélices» ni de «chorros de gas», ni de «campos magnéticos» -como podía haberlo hecho, por otra parte, si tales conceptos no existían en su tiempo?-, sino que imaginara que el artefacto «esta envuelto por cuatro alas por arriba y por abajo», lo que sin duda, para el, es suficiente explicación del vuelo.

Es mas: los modernos cronistas se refieren a observaciones

de OVNI rodeados de «ventanillas» o «tragaluces», pero para el cronista rural y antiguo serán «ojos alrededor». En fin, para armar su rompecabezas de modo que vuele y se mueva con perfecta coordinaci6n y autonomía, Ezequiel introduce el concepto de animal... provisto de «alas», «ojos», «ruedas»... ¡Y relámpagos!

Aparentemente, el OVNI de Ezequiel se asentaba sobre un cilindro que descendía del centro del cuerpo. Como detalles suplementarios, observaremos la presencia de una posible cubierta de material plástico transparente- que se describe como de color ámbar, y el discurso final del relato considerando que el conjunto tiene la majestuosidad de los colores del Arco Iris (cosa que también corresponde a ciertas descripciones de quienes aseguran haber visto Objetos Insólitos en vuelo, o cerca de tierra).           Lo primero que impresiona a Ezequiel son las coloraciones y tonalidades luminosas de la nave espacial:

      «...una gran nube con fuego envolvente, y en medio del fuego una cosa que parecía como de ámbar.»

      Y luego añade:

«En cuanto a la semejanza de los animales, su aspecto era como de carbones de fuego encendidos, y algo así como unos hachones encendidos discurría entre los animales; y el fuego resplandecía, y del fuego salían relámpagos.

»Y los animales corrían y se desplazaban semejantes a relámpagos.

»Y vi. una apariencia como de ámbar, y como otra apariencia de fuego dentro de ella y en su contorno, que por el aspecto de sus lomos para arriba y desde sus lomos para abajo, parecía que todo era de fuego y que tenia resplandor en torno.

»Así como se presenta el arco del cielo que esta en las nubes el día que llueve, así era el aspecto del resplandor todo en torno.»

cabe deducir de ello que el enigmático objeto luminoso se movía y elevaba sobre el suelo? Posiblemente si, porque el cronista antiguo se impresiona, y no tarda en expresar el misterioso automatismo para el absolutamente sobrenatural utilizando muy acertadas metáforas:

«Y cada uno caminaba recto (dice textualmente: "en derecho de su rostro"); hacia donde el espíritu mandaba que anduviesen, andaban; y cuando andaban, no se volvían.

       »Cuando andaban se movían sobre sus cuatro costados; no

se volvían cuando andaban.

»Y cuando los animales andaban, las ruedas andaban junto a ellos; y cuando los animales se levantaban de la tierra, las ruedas también se levantaban.

»Hacia donde el espíritu mandaba que anduviesen, andaban; hacia donde el espíritu mandaba que anduviesen, las ruedas también se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales residía (dice: "estaba") en las ruedas.

»Cuando ellos andaban, andaban ellas; y cuando ellos se paraban, se paraban ellas; asimismo, cuando se levantaban de la tierra, las ruedas se levantaban tras ellos; porque el espíritu de los animales residía en las ruedas.»

Suponen los autores modernos que lo que Ezequiel quiso expresar en estos versículos, es que los «animales» tenían forma de rueda y que las ruedas se comportaban como «animales». La idea familiar, para nosotros, de la rotación de una rueda que no se desplaza, obliga a Ezequiel a un gran esfuerzo imaginativo, que, sin embargo, resuelve con suficiente claridad. Para un científico contemporáneo, tal vez se podría explicar así: «El dispo­sitivo estaba perfectamente controlado en sus movimientos y obedecía a un control o mando inteligente.» En la imagen del profeta se trataba, pues, de una ronda de cuatro animales que formaban un círculo pero que al girar no volvían sus cabezas. Es !la metáfora de un hecho tecnológico trivial!

Ahora bien, como explicar que ese dispositivo pueda volar? Ezequiel carece de recursos lexicográficos y tecnológicos para explicarlo que ve, y debe contentarse con colocar un techo circular construido con alas. Imagina, pues, que un conjunto de alas se ha soldado formando una cubierta por arriba y por abajo del dispositivo... y que esta «virtud voladora» del ala lo hace volar. He aquí sus propias palabras:

       «Y debajo de sus alas, a sus cuatro costados tenían  manos de hombre; y sus rostros y sus alas por los cuatro costados.

»Con las alas se juntaban el uno al otro. No se volvían cuando andaban; cada uno marchaba en línea recta (dice: "caminaba en derecho de su rostro").

»...y tenían las alas extendidas por encima, dos cada uno, las cuales se juntaban; y las otras cubrían sus cuerpos.

       »Y estando yo mirando los animales, he aquí (veo) una rueda en la tierra junto a los animales, y a sus cuatro rostros.

»Y el aspecto de las ruedas y su obra semejabase al color del topacio. Y las cuatro tenían una misma apariencia: su apariencia y su obra como rueda en medio de ruedas.

»...sus aros eran altos y espantosos, y llenos de ojos a su alrededor en las cuatro.

»Y sobre la cabeza de cada animal aparecía extendida, a manera de cristal maravilloso, encima, sobre sus cabezas.

»Y debajo de (ese) espacio estaban las alas de ellos, exten­didas una sobre otra (dice: "derechas la una a la otra"); dos para cada uno, y otras dos con que se cubrían los cuerpos.

»Y cuando se paraban y aflojaban sus alas, oiase una voz de arriba de la extensión (o espacio) que había sobre sus cabezas.

»Y sobre la (mencionada) extensión que había sobre sus cabezas, veíase la figura de un trono que parecía de piedra de zafiro; y sobre la figura del trono había una figura (dice "semejanza") que parecía de hombre sentado sobre el.»

A decir verdad, salvo el detalle -importante por cierto-del método de propulsión, en todo lo restante podemos entender y aceptar con claridad, si no con rigorismo científico, e1 criterio descriptivo seguido por el bueno de Ezequiel.

Claro que siempre quedan algunas dudas, porque ño todo es simbolismo en los relatos de los profetas, sobre todo cuando ponen énfasis rnistico-patriótico en sus alocuciones.

Así, en los versículos 22 y 23 del capitulo 11, Ezequiel exclama:

«Después alzaron los querubines sus alas, y las ruedas en pos de ellos; y la gloria del Dios de Israel estaba sobre ellos encima.

»Y la gloria de Yahve (o Jehová) se fue en medio de la ciudad, y paro sobre el monte que esta al oriente de la ciudad.»

En estos versículos, e1 lenguaje se vuelve mucho mas concreto. EI profeta alude claramente a unos querubines y también menciona el nombre del Dios de Israel, con acento que no dudamos en calificar de tonante, que es e1 adecuado al caso suponemos. De forma que se nos disiparía toda imagen de «maquina voladora», si no fuese por la movilidad de la escena: «las ruedas en pos de ellos» y «paro sabré el monte que esta al oriente de la ciudad».

       Dudas que el autor solo hace constar que se considera incapaz de resolver y que traslada a los entendidos, por si quieren ocupar sus horas libres (si las tienen) en la solución de un bonito crucigrama místico-patriótico-bíblico-espacial.

 

Bromas aparte: la visión de Ezequiel constituye un documento muy digno de estudio, pero el problema es tan arduo que echándole unas gotitas de humor considero podrá abordarse con mejor animo. Porque se necesita mucho animo para enfrentarse con la tremenda realidad de aquellos años, con la posibilidad de asistir a luchas de extraterrestres, o de gigantes, o de semidioses o, simplemente a la atomización de Sodoma, en el año 1900 antes de nuestra Era, como una versión anticipada del holocausto de Hiroshima, en 1945... aunque fuese en esta ultima ciudad sin el concurso, ni el consejo, ni la presencia de fuerzas extrañas al planeta.

 

¿Es cierto, entonces, que existen abundantes huellas del paso de extraterrestres durante 1a remota y próxima antigüedad? Hagamos una apuesta: que contesten por nosotros los testimonios, que los testimonios se erijan en doctos testigos del brazo de eruditos personajes

Comencemos de nuevo esta vieja trama, reanudemos como la legendaria Penélope el hilo de nuestra vieja historia, busquemos como Ariadna el hilo que no tiene ovillo... Es una búsqueda incesante ~precisa reconocerlo- en 1a que abundan mas los datos y los grandes nombres, que los hechos concretos y demostrables. Pero algo debe de haber en el fondo de 1a cuestión, cuando sigue vigente en la mesa de discusiones, y cuando, sin apenas darme cuenta, advierto ahora que se ha llenado mi mesa de trabajo de libros, documentos y mapas sobre el tema.

 

 

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